No se trata de retraerse, tampoco de explotar, se trata de lo esencial. Nuestra esencia tiene el poder de despertar los sentidos, de sanar lo que toque y perfumar toda una habitación. Conocerla, amarla y aceptarla nos permite probar su consistencia, su influencia, su fuerza, su dulzor. Sólo debe extraerse para ser colocada en el lugar correcto, en el momento justo, de la forma adecuada. Es valiosa, valiente, validada.
Los mejores perfumes están hechos de esencias combinadas que se potencializan, que se entremezclan, que se vuelven amigas y llegan a nuevos niveles.
Un proceso que no es en solitario, para descubrir nuestro diseño, nuestra asignación y nuestro poder, y de paso romper con los mitos, dos mujeres no solo pueden estar juntas, deben estarlo. MM